EL COLLAR DE VARIAS VUELTAS
IV PERIODO
COMUNDADDE INDAGACIÓN FpN 6°
IDENTIDAD PERSONAL
El proceso de
convertirse en persona, es la tarea a la cual todos los seres humanos, hombres
y mujeres, estamos enfrentados. Es en base a nuestras experiencias de vida que
vamos forjando nuestra identidad personal, la que, en términos muy simples, se
puede definir como “las ideas que tenemos acerca de cómo somos y cómo nos ve el
mundo”.
En la
construcción de nuestra identidad personal, podemos decir que es la
adolescencia cuando surgen las primeras respuestas tentativas a la pregunta de
¿quién soy yo?, respuestas que vamos a estar revisando y actualizando por el
resto de nuestras vidas. La identidad personal es un proceso que comienza a
esbozarse en la infancia y se construye a lo largo de la vida.
En la infancia
la actitud de nuestros padres y/o de los adultos significativos que nos rodean,
juega un papel muy importante en
cómo nos percibimos a nosotros mismos. Así, un niño que ha sido elogiado y
estimulado y que siente el apoyo y aprobación de sus padres y otros adultos
importantes para él/ella, va a tener mayores probabilidades de sentirse bien
consigo mismo, de valorarse como persona y desarrollar confianza en su
capacidad de tener éxito, que un niño(a) cuyo estilo de crianza se haya
caracterizado por la crítica permanente y el castigo excesivo.
En el pasado, con mayor frecuencia que en la
actualidad, la tendencia en la educación, tanto en la familia como en la
escuela, solía acentuar más la corrección y castigo de lo negativo que el
reforzamiento y promoción de los aspectos positivos de los niños. Dichos
aspectos positivos no se destacaban por cuanto se consideraba que, al realizar
bien lo que se esperaba de ellos, el niño sólo cumplía con su deber. Si un niño
ha estado sometido a este tipo de educación, lo más probable es que aprenda a
ver sólo los aspectos negativos de su personalidad (los defectos) y no va a ser
fácil que descubra sus aspectos positivos (sus virtudes) y desarrolle confianza
en sí mismo. Lo cierto es que los seres humanos tenemos virtudes y defectos, y
aprendemos a vernos y a conocernos a través de los ojos de nuestros padres en
primera instancia, y luego a través de nuestra interacción con las personas que
nos rodean. Es indudable que todos, o casi todos, podemos recordar alguna
experiencia de castigo como forma de sanción por no haber cumplido alguna
norma: sin embargo, el ideal es que el castigo y la crítica constante no hayan
sido la nota predominante que marcó nuestra infancia.
En la actualidad, la investigación es psicología
señala que los seres humanos necesitamos del elogio sincero, de sentirnos
queridos y aceptados por los demás para facilitar el desarrollo de la confianza
en nosotros mismos.
Los padres juegan un rol importante como los
primeros modelos de personas que tenemos. En gran medida los seres humanos
aprendemos a desempeñar los roles de hombre, mujer, de esposa y esposo, de
padre y madre, que configuran aspectos de lo que será nuestra identidad como
adultos, a través de las experiencias con nuestros propios padres. Ellos nos
sirven de modelos: Los niños aprenden muchas cosas por imitación y
esto se ve muy claramente reflejado en los juegos infantiles, como, por
ejemplo, jugar a ser el papá y la mamá.
En la infancia, por lo general, hay de parte de los
niños una actitud de admiración hacia los padres; a los ojos de los hijos, los
padres son “infalibles” y “perfectos”. Llegada la adolescencia, los padres
adquieren para ellos características más humanas, y a veces, más que modelos,
se convierten en “antimodelos”. Así, no es raro oír decir a un adolescente que
está molesto: “cuando yo tenga hijos, nunca me voy a comportar como mi papá
(mamá)”.
Sin embargo, con respecto a esto último, no debe
pensarse que la época de la adolescencia tiene que ser necesariamente
conflictiva e ingrata para padres e hijos: si bien un mayor nivel de conflictos
entre ellos, sólo una minoría de las familias con adolescentes experimentan un
mercado deterioro de las relaciones padres-hijos 3. Muchos de los conflictos
que surgen tienen su raíz en el desafío adolescente de construir su identidad y
lograr independencia. En esta etapa, la mayor parte de los conflictos con los
padres se deben a la forma de vestir de los jóvenes, permisos y salidas, notas
escolares y manejo del tiempo libre. No obstante es importante tener presente
que esos conflictos que surgen en esta etapa no deberían ser causa de deterioro
del vínculo afectivo entre padres e hijos, si se mantiene una sana comunicación
que permita resolver los problemas que se van presentando en la vida cotidiana:
es decir, si los conflictos son bien abordados, pueden contribuir de manera
positiva al desarrollo de una relación más madura y profunda entre padres e
hijos.
Una estrategia que ayuda a resolver los conflictos
que se presentan en la vida familiar, es que tanto padres como hijos
desarrollen la habilidad de “ponerse en el lugar del otro”. Para los padres, es
importante no olvidar sus experiencias de vida como hijos, cuando eran niños y
adolescentes: ello facilita el contacto con sus hijos. Asimismo, es
importante que los adolescentes tengan acceso a conocer la vida de sus padres
cuando ellos fueron niños y jóvenes, para que, comprendiendo su historia, lo
entiendan mejor en su rol de padres. Para los hijos es importante conocer y
tener presente los sentimientos de los padres. Muchos hijos no se dan cuenta
que detrás de los conflictos por permisos está la preocupación de los padres
por su seguridad personal y bienestar, y no un afán de control. Por tanto, es
importante que padres e hijos comuniquen lo que sienten y lo que piensan, e un
ambiente de afecto y respeto mutuo.
Una persona debe tener conciencia de sí mismo y
auto-conocimiento para tener una identidad completamente formada. Con excepción
de una enfermedad mental grave o problemas relacionados con las drogas, cada
persona controla sus acciones. La elección de un trabajo en particular, la
relación, o valor y hacer un acto impulsivo es una acción controlada. Un
aspecto de la identidad es la elección de una persona para saber que son
responsables de cada acción y decisión. Este auto-conocimiento, y el
conocimiento del verdadero yo, ayuda a la formación de la identidad.
Cada individuo tiene que sentirse bien acerca de
sus contribuciones al mundo. Si una persona no tiene autoestima o baja
autoestima, probablemente va a sufrir de pensamientos autodestructivos o
pensamientos de herir a otros para hacerlo sentir poderoso. "El
auto-estima de una persona puede reflejarse en su comportamiento, como la
asertividad, la timidez, la confianza o precaución", escribe R. Ryckman en
su libro "Las teorías de la personalidad". Mientras que uno no tiene
que tener muy alta la autoestima para tener una identidad, creer en su talento,
rasgos y valores positivos le confiere una identidad útil y saludable en su comunidad
o sociedad. Por ejemplo, la gente puede pensar que una persona que piensa
siempre por sí misma no puede contribuir u ofrecer ayuda a su comunidad,
mientras que una persona con un alto concepto de sí mismo comparte su identidad
con el público de una manera útil.
Lo que una persona cree constituye una identidad.
Una persona puede creer en la religión, la abstinencia o la importancia de la
educación, por ejemplo. Estas creencias, cuando se juntan, forman parte de la
identidad del individuo. Debido a que las creencias pueden cambiar -por
ejemplo, una persona se convierte en una nueva religión o la experiencia de un
evento que cambia su vida le presenta a una nueva creencia- este aspecto de la
identidad puede cambiar, madurar o agitarse con frecuencia. Al hablar
con los demás o tomar decisiones, una persona va a su depósito de creencia para
tomar una decisión que se basa en estas creencias antiguas o nuevas.
Cada individuo tiene objetivos que quiere lograr en
su vida. Si ella lo ha admitido o negado, estos objetivos ayudan a formar su
identidad. Por ejemplo, uno podría querer formar una familia, ser dueño de su
propio negocio, escribir una novela o una investigación para encontrar una cura
para una enfermedad rara. Mientras que una persona no puede lograr su objetivo,
es parte de su identidad -quién es él- a perseguir esa meta o metas. Si una
persona no puede o no quiere tratar de satisfacer sus pasiones, se está
perdiendo una parte de su identidad y cómo interactúa felizmente con el mundo a
su alrededor.
CUESTIONARIO
1. ¿Cómo
se podría definir la identidad personal?
2. ¿Por
qué se dice: “La identidad personal es un
proceso que comienza a esbozarse en la infancia y se construye a lo largo de la
vida”.
3. ¿Por qué la familia es
importante en la formación de la identidad personal?
4. ¿Cómo era en el pasado
la educación de la identidad y cómo es ahora?
5. ¿Aún hoy existen
personas que acentúan la corrección y el castigo?
6. ¿Por qué los seres humanos necesitamos del elogio sincero?
7.
¿Cuál es tu modelo en tu casa? ¿Qué has
aprendido de esa persona?
8.
¿Tienes modelos en tu colegio? ¿Qué es lo que te gusta de esas personas?
9. ¿Por
qué es importante una sana comunicación en la familia para formar la identidad
personal?
10. Ponerse
en el lugar del otro es importante porque…
11.
Elabora un mapa conceptual con las características de la identidad personal
No hay comentarios:
Publicar un comentario